El tentetieso

Hemos visto a grandes rasgos, las áreas en las que podemos incidir desde el juego no dramático: esto es, en la composición y puesta en escena tomando como referencia los puntos de vista escénicos; desde la forma del texto, desde los géneros y estilos o la aplicación de juegos no teatrales convencionales o creados ex profeso.

Cabe en este punto, relacionar todo ello en un cierto sistema. Este sistema tiene que ser lo bastante amplio como para permitir la multiplicidad de combinaciones y lo suficientemente acotado como para servir de referencia a una práctica profesional solvente.

Lo que sigue es solo una propuesta. Yo misma sigo dialogando con este concepto en cada nueva producción a la que me enfrento como actriz, como docente o como directora de escena.

La idea que propongo es trabajar con las dramaturgias que combinan juegos dramático y no dramático tomando el primero como centro de gravedad. Dicho de otro modo, si hay juego dramático, todos los demás juegos van a estabilizarse sobre este. El juego dramático, más o menos presente, imprime la base de referencia para la comprensión del público y cohesiona el resto de los juegos hacia un determinado sentido de realidad, por esquemático que este sea.

Hay un objeto que me sirve especialmente para visualizar esta idea, se trata del tentetieso. En algunos momentos de la pieza podemos percibir que no hay una situación base o conflicto latente porque predominan otros juegos formales, sean textuales o no. Sin embargo, cuando aparece cualquier mención al juego dramático, esta conecta inevitablemente con la anterior mención, ya que en esencia es un juego que se construye en base a la unidad de espacio-tiempo. Así pues, el espectador percibirá inevitablemente un progreso o un retroceso en el conflicto, un aumento o una distensión de este, cada vez que el juego ponga el foco sobre él.

Como actores debemos conocer a la perfección el nivel de juego dramático y desplegar el juego en el resto de los niveles para que se maximicen las lecturas de la pieza en su conjunto. Forma parte pues del sistema de actuación en las dramaturgias contemporáneas que propongo, calibrar la energía que ponemos en cada uno de los niveles de juego preservando la integridad y la progresión de la situación dramática, y aportando el máximo de resonancias al material en su conjunto.

Para ello, primero identificamos cuáles son los niveles de juego que propone el material de base, o en caso de una creación, con qué elementos queremos trabajar. En segundo lugar, entrenaremos creativamente las posibilidades de cada uno de los juegos por separado. Por último, si hay juego dramático, el resto de los juegos se verá limitado solo por la referencia de integridad y progresión de este. Cada proceso es único porque cada pieza usa una particular combinación de elementos. Este es por tanto un sistema creativo, un marco de referencia que, sin la pretensión de ser exhaustivo, creo que es útil como referencia para el trabajo actoral de nuestra contemporaneidad.

Puntos de vista escénicos

Cuando empiezo a plantearme los distintos niveles de juego a los que puedo acceder en un material determinado, me planteo

La forma textual

Otro gran terreno de juego que puede superponerse al juego dramático en una pieza teatral de texto tiene que ver

Juegos teatrales y no teatrales

Otra de las posibilidades formales habitual en las dramaturgias contemporáneas es la superposición de juegos teatrales o no. En este