Otra de las posibilidades formales habitual en las dramaturgias contemporáneas es la superposición de juegos teatrales o no.
En este apartado, creo que es oportuno hablar del género teatral como juego convencional. En ese sentido, actoralmente, podemos incorporar las reglas del juego de un determinado género como las de cualquier otro juego convencional (desde el fútbol al ajedrez, desde el póker a la esgrima). Así, del mismo modo en que se nos hace obvio que podemos lograr la plenitud de presencia siguiendo unas determinadas reglas, acotaciones en nuestra actuación sin condicionar ni nuestra presencia, calidad de atención ni finalidad del juego, sea cual sea la convención autoimpuesta, del mismo modo los géneros y estilos teatrales no deben sacrificar la situación en la que se basen (dramática o no).
En concreto, los géneros habitualmente superpuestos al juego dramático como el musical o la comedia, el thriller, el clown, con sus propias reglas, encuentran su máxima expresión cuando no minoran, sino que proyectan nuevos niveles de percepción sobre los conflictos o situaciones a los que se asocian. Lejos de perder verosimilitud aportan nuevas formas de percepción, añaden niveles de lectura y llevan la pieza a una expresión artística que se aleja premeditadamente de la representación verista.
Además de los géneros teatrales en sí, las dramaturgias contemporáneas usan juegos convencionales que no pertenecen al teatro. Se escribe y se actúa siguiendo las reglas del ajedrez, del fútbol, de la escalada, del póker, etc. Esas reglas de juego, como lo han hecho tradicionalmente los géneros y estilos teatrales, tensan los materiales y aportan niveles de lectura. Despliegan la atención del intérprete y del público en nuevos planos y, por tanto, proyectan el material hacia niveles de comprensión menos unívocos.
Por último, las dramaturgias contemporáneas crean también juegos ex profeso a los materiales y contenidos que tratan. Especialmente en las dramaturgias experimentales textuales o visuales, en las performáticas o híbridas, la investigación artística pone énfasis en encontrar nuevas formas de juego, en lo lúdico y lo ritual como impulso principal de generación de estímulos. Podemos desplegar tecnologías o mecanismos de interacción con reglas determinadas conocidas previamente por el público o prestas a ser comprendidas durante la función. De actores y actrices pues, se requerirá la disposición al juego más allá de la interpretación. Lo lúdico es esencia de lo teatral y lleva al intérprete a un terreno desconocido e imprevisible fuera del ámbito de la mera representación. Es imprescindible pues dotar a cualquier entrenamiento actoral de herramientas que promuevan habilidades y disposición al juego.