La pendiente

Para acabar de calibrar el entrenamiento ajustado a cada tipo de material o para simplemente entrenar distintos calibres de juego dramático en la diagonal, te propongo ahora entrenar el concepto de gravedad. Para hacerlo, emplearemos la pendiente. De la función teatral también se puede extraer una derivada, como si de una función matemática se tratase. Te propongo una aproximación intuitiva y lúdica a este concepto, me explicaré. Si tienes ocasión de trabajar la diagonal protagonista-antagonista en un terreno en pendiente, puedes añadir al conflicto en sí esta medida de gravedad. Puedes hacerte a la idea de que la fuerza antagonista es la que quiere conservar el status quo, sea el iniciado por esta o la situación que existía en el terreno antes de la acción protagonista. La fuerza antagonista sería como una roca estable en el valle, no tiene tanto impulso de avance, y ahí radica su fortaleza y también su debilidad. Por otro lado, la corriente protagonista tiene la potencia de una roca a punto de rodar por una cuesta. Su naturaleza la llevará a rodar acelerándose y solo ganará fuerza si encuentra resistencia en el descenso. Coloca a todes les antagonistas en la base de la pendiente y a las protagonistas en lo alto. De este modo, unas pueden reconocer el impulso irrefrenable de avanzar (la pendiente les lleva a una aceleración creciente hacia adelante, ahí hallará una sensación física concreta para trabajar en constante progresión). Para las antagonistas, sin embargo, contrarrestar ese avance significará avanzar de cara a la pendiente, necesitarán de esfuerzo y en cuanto se debiliten se verán cayendo hacia atrás, eso les ayudará a no dormirse en los laureles y oponerse activamente al avance protagonista. Del mismo modo, cuando las protagonistas se vean empujadas de espaldas a la pendiente, se abrirá de nuevo ante ellas el descenso activando la dinámica creciente del juego.

Hasta ahora, puedes haber trabajado sin material, con el material de la pieza con tus propias palabras y por supuesto, en el momento en que lo sientas oportuno, con el texto de la pieza. Cuando uses la palabra, siente cuán distinta es la réplica protagonista de la antagonista. Siente si la pendiente de la obra es más o menos pronunciada. Calibra la gravedad de la pieza. La fuerza de la gravedad, de algún modo, es pues, la intención de la pieza misma.

¿Por qué sitúo a las personas en el rol protagonista de cara a la bajada? Sin duda, esta decisión es subjetiva, aunque no azarosa. He tratado de encontrar en la naturaleza una fuerza que me permita transitar con el mínimo esfuerzo posible una progresión creciente. Me he servido para ello, de la aceleración de la fuerza de la gravedad. Además, filosófica y conceptualmente, si quieres, me inspira el hecho de que la obra dramática tenga un para qué, que de algún modo hace gravitar la pieza en un determinado sentido. El impulso de Nina para salir de la casa de muñecas, por ejemplo, se crece con la prohibición de Torvald. Nina sale de la casa como propulsada hacia adelante, con más energía si cabe por el hecho de haber sido repetidamente halada a lo alto de la pendiente; mientras que Torvald termina la obra exhausto y desorientado en su caída hacia atrás.

Otro motivo importante para practicar con el protagonista a favor de la pendiente es que me permite encontrar una fortaleza interna de la propia pieza a favor de este y evitar el exceso de tono en les intérpretes que juegan ese rol. Del mismo modo, poner en dificultades a les antagonistas para que opongan una resistencia activa al avance del protagonista, favorece en mi experiencia, el equilibrio interno del juego. Ni que decir tengo que te invito a explorar esta opción y la contraria y a tomar tus propias decisiones y ajustes conforme a tu propia libertad y a tu creatividad.

Acción, prota, anta y pívot

Hemos visto que, en el juego dramático, reconocemos un espacio-tiempo único (o por lo menos, principal). Este hecho provoca que

La diagonal

Para maximizar el espacio de acción protagonista y antagonista en un conflicto determinado me sirvo del propio espacio de juego.

El pivot

Hemos visto que cuando se introduce un tercer personaje o pívot en el juego dramático, este suele variar su afinidad