Para maximizar el espacio de acción protagonista y antagonista en un conflicto determinado me sirvo del propio espacio de juego. En el plano de la sala de ensayo, usaremos la diagonal más larga para ubicar en cada extremo, las dos corrientes opuestas. Para leer la obra, usaremos la misma referencia de lectura de izquierda a derecha que estamos empleando ahora (solo es una posibilidad, usa la referencia de lectura que sea más cómoda o adecuada para ti).
En el entrenamiento emplearemos, como mínimo, a una persona para cada rol. Como la línea protagonista tiene que encontrarse por definición con múltiples resistencias, suelo nutrir primero el número de antagonistas en caso de jugar con más de dos personas. Así empieza el juego: mientras que la protagonista quiere llegar al otro lado de la diagonal, las antagonistas se las ingenian para resistir su avance.
Trabajamos en silencio y nos fijamos en el centro del cuerpo. Nos aseguramos de respirar por nariz y boca, de mantener el impulso centrado y el cuerpo sin bloqueos. Eventualmente, incorporamos nuestras propias palabras o el texto de las escenas a cada encuentro. Cada interacción será, de algún modo, la representación física y esencial de la acción de una escena en la que se modifican el statu quo y por tanto, una u otra corriente gana terreno. A nivel práctico, nos ocupamos solo de avanzar o retroceder en la diagonal y por tanto no intervenimos nunca la periferia del cuerpo, sea esta manos o pies o gestos faciales, ya que hacerlo sería inocuo para nuestros fines. De interacción en interacción, incrementamos tanto la resistencia como el impulso para superarla porque la urgencia por resolver la escena a nuestro favor crece cuanto más nos acercamos al final del juego. Ponemos especial atención al saque del juego, a maximizar el juego en cada interacción, a la progresión creciente y a la resolución. Usamos la diagonal para leer la pieza en acción y transitarla desde el cuerpo. La diagonal nos sirve también para volver a analizar o testar cualquier momento de la pieza durante los ensayos o incluso de la pieza ya montada y en funciones.
La finalidad de la diagonal es también experimentar que el trabajo sobre la acción es literalmente inexpresivo ya que cualquier expresión se ve añadida a la acción, pero esta, en esencia, carece de marca, de registro expresivo per se. Dicho de otro modo, cualquier acción puede articularse mediante cualquier expresión. Es, por tanto, independiente de esta.