Hemos visto que cuando se introduce un tercer personaje o pívot en el juego dramático, este suele variar su afinidad con los dos roles principales, protagonista y antagonista. Este tercer elemento en discordia sirve para aportar dinamismo e imprevisibilidad.
Con el fin de entrenar este juego de fuerzas y manteniendo la premisa de que el juego dramático debe de ser de suma cero, es decir, que lo que uno gana, el otro lo pierde y viceversa, y dado que hemos usado la diagonal para practicar el juego a dos, propongo añadir al pívot trabajando con la idea de plano inclinado. La pendiente o inclinación del plano en este caso, nos marcará la intensidad o la gravedad literal de la escena, la cual acentúa el desequilibrio de fuerzas en la pieza y dinamiza el juego.
Nos moveremos por el espacio de la siguiente manera: prota y anta se opondrán en la diagonal del plano y el pívot apoyará el avance de una y otra intuitivamente, formando un triángulo, simplemente jugando a desequilibrar el espacio como si se tratara de un plano inclinado que pesase más hacia uno u otro lado. Cuanto más se acerque el pívot a protagonista o antagonista, más extremo será el desequilibrio y cuanto más equidistante se sitúe más se equilibrará la escena por mucho que protagonista y antagonista extremen sus posiciones. Esto es muy interesante en términos de juego ya que aporta al tercer personaje en ese rol la capacidad de neutralizar o extremar el juego en cualquier momento. Son siempre muy interesantes las escenas a 3 en el juego dramático, te propongo que les des un vistazo desde este punto de vista también y que las entrenes en el plano de la sala de ensayo imaginando que el suelo se inclina a favor de la posición que pueda reunir más peso.
En una segunda fase, podemos trabajar, tal como hicimos en el entrenamiento a 2, con el imaginario concreto de la escena, en silencio o con nuestras propias palabras, si las necesitas. Finalmente, usa el texto de la escena a tres.
A partir de aquí, podemos practicar la intervención de más pívots o más personajes en roles protagonista o antagonista con idéntico proceder. El plano inclinado permite pues incorporar los 3 roles y todas las personas en juego que queramos a partir de estos. Podemos entrenar con los personajes, pero también con sus cualidades internas (por ejemplo, encarnando los miedos, los deseos) o las circunstancias externas de la escena que consideremos relevantes, ya que estarán cumpliendo una de esas tres funciones predominantes. Escoge un rol, sitúate en el espacio y a jugar.